La tarjeta SIM (Subscriber Identity Module) ha ido evolucionando desde su creación en 1991. Comenzó del tamaño de una tarjeta de crédito y de ahí pasó a la mini-SIM o la SIM clásica que también empezó a reducirse de tamaño: primero a la microSIM y luego a la nanoSIM.
La tecnología avanza y con ella gran cantidad de dispositivos, como la SIM que evoluciona a eSIM o SIM virtual, llegando a reemplazarlas a sus versiones anteriores.
La eSIM será una SIM que irá incrustada en los dispositivos, sin posibilidad de retirarla. Aparentemente podría ser una desventaja, pero lo cierto es que la eSIM cuenta con numerosas ventajas que marcarás un antes y un después en el mundo de la conectividad.
Las exigencias y la evolución de la SIM en la eSIM
En la actualidad, los gigantes telefónicos de dispositivos móviles están obsesionados por fabricar smartphones delgados, con marcos amplios y con un interior compacto. En 1996 nació la miniSIM, en el lanzamiento del iPhone 4 que conocimos la microSIM y hasta el iPhone 5 ocurrió el salto a nanoSIM.
Con el avance de la tecnología y las exigencias del usuario, la SIM ha tenido que reducir su tamaño. Esta parecía una tarea sencilla al eliminar el plástico redundante, sin embargo el chip era más grande de lo estrictamente necesario. Entre idas y vueltas surgió la nanoSIM, pero la GSMA, asociación mundial de operadores y fabricantes, acordó revolucionar la SIM pasando a ser un elemento integrado en los dispositivos.
eSIM: más allá de la reducción de tamaño
La eSIM ahorra espacio no solo por su menor tamaño respecto a anteriores formatos, con ella también desaparece la bandeja clásica o los pines que actuaban de contacto con el chip, lo que representa una ventaja para los dispositivos clásicos, smartphones y Tablets, pero sobre todo para aquellos que ahora podrán integrar más fácil una eSIM gracias a su reducido tamaño.
Las ventajas de la eSIM van mucho más allá del tamaño. Una de ellas es olvidarse de pensar qué tipo de SIM llevará nuestro nuevo dispositivo para adaptar nuestra tarjeta a él. Además, los pines que leen las SIM habituales son demasiado frágiles y difíciles de sustituir si sufre de algún daño. Hasta de buscar un pincho para abrir la tarjeta de la SIM quedará en el pasado.
Pero, ¿y si quiero cambiar de operador? Las portabilidades serán incluso más sencillas, ya que bastará con indicar al operador la numeración de la eSIM (el famoso ICCID de 19 o 20 dígitos que va impreso en las actuales tarjetas) de nuestro dispositivo para asociarla.
Otra ventaja que posee la eSIM es la posibilidad de asociarla a más de un operador de distintos países y además, asociar un mismo número a distintos dispositivos.
La eSIM jubila a las clásicas SIM físicas
La tarjeta SIM siempre ha sido parte fundamental de nuestros teléfonos móviles para identificarnos como usuario y otra serie de funciones. Con el paso del tiempo ha ido reduciendo su tamaño al mismo tiempo que evolucionaban los móviles a smartphones pasando por MiniSIM, MicroSIM o NanoSIM.
Es importante destacar que no todos los equipos son compatibles con esta tecnología. Estamos seguros de que en un futuro todos los celulares van a ser compatibles puesto que la eSIM llegó para quedarse.